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81% de efectividad

  • Foto del escritor: Facundo Scorzetti
    Facundo Scorzetti
  • 9 dic 2017
  • 4 Min. de lectura

Esa es la estadística que tiene Biaggio desde que se sentó en el banco de San Lorenzo. El "Pampa" fue confirmado y acá todos los motivos por los cuales los dirigentes tomaron la decisión correcta en darle la conducción para 2018.

Si hay algo que cuesta encontrar hoy por hoy en el fútbol argentino es regularidad. Por eso Boca, al ser regular y ganar varios partidos, marcó en gran parte del semestre una enorme diferencia con respecto a sus rivales. La regularidad es clave, y San Lorenzo con Biaggio la encontró. Con altas y bajas en rendimiento, fue muy efectivo: En nueve partidos, siete ganados, uno empatado y otro perdido. De visitante ganó absolutamente todo, cuatro de cuatro. Los números de San Lorenzo hablan solos. El Ciclón con Aguirre apenas había arrancado el campeonato, y tenía una victoria, dos empates y cero derrotas. El rendimiento no era malo, pero no era el mejor, aunque recién arrancaba y además estaba focalizado en la Libertadores. La eliminación de la competencia continental ante Lanús fue el momento bisagra. Allí el entrenador uruguayo renunció, dejando libre un puesto que hoy por hoy no parece ser para cualquiera, el de entrenador de San Lorenzo.


Es cierto que muchos hoy verían con buenos ojos el ser técnicos de San Lorenzo, un equipo que, de 2012 hasta esta parte, ha ido creciendo. Sin embargo, agarrar San Lorenzo en un momento complicado como ese no parecía ser una tarea fácil. Entonces, poner en ese puesto a alguien de la casa, a alguien reconocido y querido por el hincha, al menos de forma provisoria, no parecía mala idea. Por ese motivo la dirigencia no sólo puso al "Pampa" en la conducción técnica del equipo, sino que, dos semanas después, le dio el respaldo para seguir ocupando el cargo, al menos, hasta Diciembre.


Los resultados no tardaron en llegar: Triunfo ante Estudiantes de visitante, empate frente a Colón en casa, victoria ante Defensa y Justicia y Temperley, un traspié ante Banfield de local, y una seguidilla imbatible ante San Martín de San Juan, Argentinos, Atlético Tucumán y Tigre. La tabla de posiciones no miente, y es testigo de que San Lorenzo ha sido el único equipo en esta Superliga que ha podido siquiera hacerle frente a Boca. El Xeneize hace un mes era tan imbatible que parecía que la Superliga se parecía a una de esas ligas europeas aburridas en las que un equipo se corta solo arriba y no da oportunidad a los demás. Si bien es cierto que San Lorenzo pudo alcanzar a Boca por el hecho de que el Xeneize perdió dos partidos seguidos, ante esta situación sólo el Ciclón logró alcanzarlo. Los demás equipos no pudieron ni ponerse cerca del equipo de La Ribera, ya que los primeros perseguidores están a cinco puntos.


Además de ganar con regularidad, el "Pampa" logró algo que en San Lorenzo venía faltando hace rato: La efectividad. El Ciclón en estos partidos demostró que si te llega dos o tres veces es muy probable que te convierta un gol. Aunque ojo, esa efectividad muchas veces implica que le cedan la pelota al rival más de lo habitual. Ese punto justamente ha sido de lo que muchos se han agarrado para criticar el juego del Ciclón. Uno de los argumentos es que San Lorenzo siempre gana con lo justo y termina sufriendo los partidos. Sin embargo, los resultados que ha tenido dicen, quizás, lo contrario. De los siete triunfos del Ciclón del "Pampa", cinco fueron por dos goles de diferencia: 3-1 ante Estudiantes, 3-1 a Defensa y Justicia, 2-0 a Temperley, 3-1 a San Martín, y 2-0 ante Atlético Tucumán.


No voy a ser un negador serial, el juego de San Lorenzo con Biaggio no fue el mejor, y debe mejorar. El mismo entrenador se sinceró y dijo que el juego no es el mejor, y que cometen errores, pero fue claro: "Después de un triunfo se pueden corregir mejor los errores". Y déjenme decirles que soy adepto a esa idea. No quiero jugar mal, no quiero siempre ganar con lo justo, y creo que una derrota es una gran base para levantar, y no hablo sólo de la derrota en un partido. Sin embargo, creo que no es la única base para poder corregirse. Se puede ganar jugando mal y aún así entender que, a pesar del triunfo, el rendimiento no fue el mejor, y que es necesario mejorar. Pero seamos realistas, le guste a quien le guste el fútbol se basa en los resultados. Guardiola, por ejemplo, es el enorme entrenador que es no sólo por el gran fútbol que hace que practiquen sus equipos, sino por los títulos que consiguió.


Ante ese debate, para mí absurdo, que surge de la pregunta de si uno prefiere ganar jugando mal o perder jugando bien, yo respondo sin dudar un segundo que prefiero ganar jugando mal. Prefiero ganar, siempre. Y San Lorenzo ganó, bastante. Siete de nueve ganó. Hoy, en el fútbol argentino, ese número es muchísimo. Biaggio agarró al equipo en un momento durísimo, con una actualidad que pedía a gritos que termine el año y pasemos a otra cosa, y el "Pampa" hizo que este 2017 tenga sentido para San Lorenzo. El entrenador hizo ganar al Ciclón y lo hizo confiar. Agarró un equipo que él no armó, los trató de amoldar lo más que pudo a su idea, lo adaptó a la situación contextual y lo hizo ganar. Tan simple como eso.


Entonces, ¿qué más se debe decir para argumentar que Biaggio es merecidamente el entrenador de San Lorenzo?. ¿No jugó de la mejor manera? No. ¿Puede jugar mejor? Absolutamente. Pero nada de eso fue una traba, e hizo ganar al equipo, simplemente eso. Ahora se viene una pretemporada que estará comandada por él. Se viene un mercado de pases donde él pedirá jugadores o posiciones que necesita para conformar su equipo. Él ahora tendrá la oportunidad de preparar su equipo, su sistema de juego, de traer los jugadores que él quiera y la dirigencia pueda, y lo va a poder hacer sin el apuro de que al fin de semana siguiente tienen un compromiso que los obliga a apurarse. Ahí, entonces, veremos para qué está realmente el San Lorenzo de Biaggio.


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