Empate con sabor a resignación

Real Madrid y Atlético Madrid no se sacaron diferencias y empataron 0-0 en un partido muy liviano para los arqueros. Sonríe Barcelona porque con este empate mantiene una diferencias de diez puntos sobre los Madrileños.

Es como si los planetas se hubieran alineado para que Barcelona tenga un fin de semana de ensueño. Los Catalanes son los verdaderos triunfadores del derbi madrileño ya que dejó a diez puntos al Atlético Madrid y al Real Madrid después de que estos empataran en un partido con muchísima tensión y con muchísima polémica, pero con menos ocasiones, aunque las hubo.

Hubo más nerviosismo que fútbol. Es lo que quedó reflejado con el pelotazo de Angel Correa a Benzema, cuando el francés ya estaba en el piso. O en la patada que le rompió el tabique a Sergio Ramos, que era penal. ¿Qué pasó con el fútbol vertical y ofensivo que ambos equipos suelen proponer? Prácticamente brilló por su ausencia.

El primer tiempo careció de jugadas de gol. La más clara provino del habitual regalo de Marcelo, combinado esta vez con una pifia de Varane, que Correa no pudo capitalizar al fallar en el mano a mano. Por el lado del conjunto Merengue, Cristiano Ronaldo pasó, una vez más, desapercibido. Recién se puso el hombro en el cierre, con un par de oportunidades con sus disparos a distancia, pero todos bien contenidos por Oblak.

Ya en el segundo tiempo el Real Madrid ya había pasado a controlar la situación. Generaba ocasiones pese a no estar del todo inspirado en el último pase. La figura de Toni Kroos creció exponencialmente y se convirtió en el mejor hombre de ataque del Merengue. Por el otro lado, el Atlético mostró una versión pobrisima que parecía conformarse con el empate y que sólo se dedicaba a sumar amonestados. Los dirigidos por Simeone se refugiaron atrás y prácticamente no construyeron jugadas que pudieran incomodar a Casilla (salvo un mano a mano que Varane sacó en la línea).

Cristiano pudo arreglar la noche para el Madrid, pero siguió lento e impreciso, como si su decadencia fuera la de su equipo que dejó prácticamente abandonada la Liga, como el Atlético. Un triste empate que sólo le sirvió al Barcelona, que ya no mira al Real ni al Atlético como rivales por el título.

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