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Argentina necesita dejar de ser un poco Argentina

  • Foto del escritor: Leonardo Villalba
    Leonardo Villalba
  • 4 sept 2017
  • 2 Min. de lectura

El Seleccionado argentino está en una de las cruzadas más grande de su historia. O ingresa a la Copa del Mundo a realizarse en Rusia o queda afuera para repensar su futuro de ahora en adelante. Columna de opinión de nuestro escritor Leonardo Vilalba.

En los barrios de Rosario, un nene juega a la pelota en el asfalto, mientras en su cabeza se autonombra como Messi en un relato fantástico. Ese niño tiene una réplica en Córdoba, Mendoza, Salta y en cada rincón de nuestro país cuando la redonda toca el piso. Somos una mezcla incesante de organización y desorden, apreciamos la creatividad como la planificación. Nos creemos aquellos villanos recaídos en héroes y alimentamos la imagen de un "Robin Hood" del fútbol como Diego Armando Maradona. Como argentinos, debemos dejar de ser tan argentinos. El fútbol doméstico está en una lucha crucial por salir de la terapia intensiva en la que cayó. Malas dirigencias fueron acorralando la salud de nuestro fútbol hasta llevarlo a la agonía. Aquellos "hinchas" encarnizados, que esperan lograr ganar lo que su equipo no consigue en el campo de juego llevaron a los clubes al desorden social. Hoy el Seleccionado argentino se encuentra a la espera de que Dybala, Messi o Icardi sean los salvadores de un enfermo que hace mucho tiempo no goza de buena salud. Pasaron técnicos, pasaron dirigentes y pasaron muchos grandes jugadores pero la salud del equipo sigue en caída constante. Quizás sea hora de quedar afuera de un Mundial y empezar a pensar que no hay héroes y villanos, si proyectos a largo plazo. Es hora de que nuestro verdugo, Alemania, deje de ser odiado y empiece a ser replicado.


Llegó el momento en el cuál, de una vez y por todas debemos dejar de cantar aquel tema de Las Pastillas del Abuelo en honor a nuestro "héroe" del '86. Aquel tema que reza "la pelota siempre al 10", y tengamos que hacernos cargo cada uno de la pelota. Hay que empezar a darnos cuenta que un sólo hombre no puede realizar milagros. Es hora de que Argentina empiece a jugar al fútbol y deje de esperar un MESSIas.



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